En el callejón.
Mel estaba en el suelo. Raúl se puso encima de ella y la agarró los brazos. Entonces, la besó de nuevo y Mel le mordió.
-¡Au!-aulló él- Me da igual que te revuelvas, Melissa, no saldrás de aquí hasta que yo no quiera.
Dicho esto, Raúl la pegó una torta. Mel chilló.
-Raúl, ¿estás loco? Quítate de encima mío, joder, ¡SOCORRO!-gritó ella.
Raúl puso los ojos en blanco y pensó que si ella no se había dado cuenta ya de que nadie la iba a oír. A pesar de todo, Mel siguió chillando.
Raúl la tapó la boca con una mano y con la otra le desabrochó el precioso vestido negro que llevaba. Ella abrió mucho los ojos, asustada.
-No creerías, cari, que te traía aquí para nada, ¿verdad?
-Raúl-siguió gritando Mel, consiguiendo zafarse de la mano que le tapaba la boca- Pero, ¿qué coño estás haciendo?
-Bah, cari, ¿te puedes callar ya? No vas a solucionar nada gritando.
Entonces, le quitó completamente el vestido, con lo cual se quedó semidesnuda y le puso su propio vestido rodeando su boca, para callarla.
Raúl empezó a besarla en el cuello, ya que en los labios no podía y en ese momento se bajó los pantalones.
De nuevo en la fiesta.
Mar, Lucía y Jorge estaban mirando a Erica, que tonteaba con el chico alto y moreno.
De repente, alguien llegó por detrás de ellos. Era un chico alto, de ojos azules, no era feo, aunque tampoco era el más guapo del mundo.
-Hola-les dijo saludándoles con una amplia sonrisa.
-Hola-contestaron los tres prácticamente al unísono.
-Me llamo Rubén-dijo- Y, bueno, os he visto aquí y como estaba yo solo-hablaba como si se estuviese disculpando, incómodo, con las manos metidas en los bolsillos de sus vaqueros.
-No te preocupes-sonrió Jorge- Yo soy Jorge y ellas son Mar y Lucía-dijo saludándolas.
Lucía y Mar saludaron con la cabeza al chico nuevo y después Jorge retomó la palabra, sonriente.
-¿Y de dónde has salido tú que no te conocemos?-preguntó interesado, sin perder la sonrisa en ningún momento.
-Soy amigo de Víctor-señaló al chico que estaba con Erica al ver la cara de incomprensión de Jorge- pero me dejó solo, como es claramente observable-dijo echándose a reír después.
Jorge se giró hacia Erica y Víctor y los vio bailando en el centro de la pista, muy juntos. Entonces se echó a reír y volvió la vista hacia Rubén de nuevo.
-Sí, desde luego, no están para que nadie vaya a bailar con ellos. Además, sabiendo como es Erica, lo mínimo que te hará es cortarte las venas-siguió riendo Jorge mientras negaba con la cabeza al pensar como acabaría la noche para Erica.- Puedes quedarte con nosotros si quieres.
Rubén sonrió a modo de respuesta.
En ese tiempo, Lucía y Mar estaban hablando de Mel:
-Me gustaría saber dónde se ha metido Mel, es su fiesta de cumpleaños-dijo Mar, ya preocupada, puesto que hacía más de una hora que no la veía- David dice que se había ido con un chico, pero... ¿con quién?-repuso pensativa.
Lucía la escuchaba con atención, pensando en quién podía haber sido el afortunado que se había ido con Mel. Entonces se le ocurrió algo:
-Mar, ¿te dijo David cómo era ese chico?-preguntó preocupada.
-No, sólo me dijo que la llevaba con los ojos tapados, ¿por qué?
-No, nada.-Lucía pensó que era una tontería su idea y la apartó de su mente, pero no fue capaz de apartar de su mente la sensación de que algo iba mal, terriblemente mal...
La fuerza de las palabras
miércoles, 29 de junio de 2011
jueves, 30 de septiembre de 2010
Capítulo 4
"En la fiesta"
Mar estaba buscando a alguien.
-Déborah, ¿has visto a Mel?.- dijo preocupada.- Hace ya mucho rato que no la veo. Joder, ¿dónde se habrá metido?
Déborah, que estaba hablando con Álex, el chico nuevo, la dijo:
-No te preocupes, mujer, a lo mejor está con algún tío o en el baño...-y se giró de nuevo hacia Álex.
Mar seguía buscando... Cuando vio a David en la barra. Entristecido.
-¡Ei! David, ¿te pasa algo?.-dijo Mar.
-¿A mí? No, ¿por qué?
-No, por nada, te veo algo desganado, ¿seguro que estás bien?
-Si.-suspiró él.- Estoy bien, estoy bien.-dijo intentando convencerse a si mismo más que a ella.
-De acuerdo, entonces, ¿has visto a Mel?
-¿A Mel? Sí, antes se marchó con un chico, que la había vendado los ojos.
-¿Un chico? ¿Quién era, David? ¿Quién?.-se preocupó Mar.
-Yo... No lo sé, Mar, no lo vi. Parecía contenta.- dijo triste.
Mar le miró con un brillo comprensivo en los ojos.
-Sería un amigo, David, no te preocupes.-y se fue.
Mar se acercó a Jorge, Erica, Cristal y Verónica, que estaban bailando.
-Hola, chicos.
-Hola, Mar.-dijo Erica, entonces la vio la cara.- ¿Qué ha pasado?
-Nada, tranquila, es que no veo a Mel.
-¡Ah! Déjala, es su cumple, que disfrute.
-Sí, eso haré.-rió Mar.
-Mira, ¿ves a aquel chico de allí? ¿El moreno, alto? Sí, ese que tiene esa sonrisa...-dijo Erica.
-Sí, ¿qué pasa?
-Nada, que es mono... Voy a hablar con él.
Y Erica se fue. Mar resopló y sonrió.
-¿Dónde fue Erica?.-preguntó Jorge, el único que no estaba bailando.
-Fue a hablar con aquel chico de allí.-rió Mar.
-Mmmm es mono, si señora.-sonrió Jorge.
Jorge era gay, pero lo tenía reconocido y no le importaba lo que pensasen los demás de él.
_____________________________________________________________________________
"En el callejón"
-Raúl, ¿qué coño hacemos aquí? Llévame a la fiesta ya.-dijo Mel.
-¿Para qué? ¿Para que tontees con el David ese? Creo que no Mel, tú eres mía, asúmelo.
-Raúl, yo hago lo que me da la gana con mi vida, no estamos juntos ya, kaput, se acabó, finish, ¿lo entiendes? No soy tuya, joder, déjame en paz ya.-gritó Mel.
-Mel, no insistas, no te voy a dejar marchar hasta que no hablemos, porque seguro que me dejaste en broma.
-Raúl, vamos a ver como te lo explico, no tenemos nada, pero nada de que hablar, ¿te enteras? Y sí, te dejé completamente en serio, no te aguantaba más.
-Me esperaba esa respuesta.-dijo para más para sí mismo que para ella.- Pero te equivocas en algo, cari. Tu no tienes nada de que hablar, pero yo sí.-entonces la agarró fuerte por los hombros.-Me has hecho daño. Me lo pagarás.-y la besó.
Mel intentó quitarlo, pero tenía demasiada fuerza, se revolvió, lo intentó pegar, pero no pudo soltarse. No sabía qué hacer. Entonces Raúl se separó un poco.
-No puedes hacer nada contra mí, Melissa, y ya es tarde para hacerlo con palabras. Ahora llegó tu turno de sufrir.
-Raúl, ¿qué coño haces? ¿Estás loco? Suéltame. Déjame.-gritó Mel muy asustada.
Raúl se rió.
-No, cari, no, no te suelto y no te dejo. Te arrepentirás de haberme dejado.-y la tiró contra el suelo.
_______________________________________________________________________
"De nuevo en la fiesta"
Lucía y Vicky estaban en la barra. Iban a pedir.
-Hola, un 43-cacaolat, por favor.-dijo Vicky.
-Y una Coca-Cola.-dijo Lucía.
Vicky miró a Lucía:
-Lucía, por favor, ¿una Coca-Cola? ¿En el cumpleaños de Mel? ¿Sin padres? Estás loca...-Vicky puso los ojos en blanco.
-¡Bah! ¡Cállate! Sabes que no me gusta beber, así que...-dijo Lucía.
Entonces la cortó Carlos.
-¡Hola, Lucía! ¡Hola, Vicky! ¿Qué tal la noche?
-¡Hola, Carlos! Pues la verdad es que la noche genial, ¿y tú? ¿qué tal?.-contestó Vicky.
Lucía puso los ojos en blanco y se escabulló con su Coca-Cola de allí.
-Pues a mi bueno, podría ir mejor.-sonrió él y la miró intensamente.
-¡Ah! ¿Y eso?
-Nada.-hizo un gesto con la mano quitándole importancia.- Es una chica, que no me ha hecho caso en toda la noche, ¿algún consejo?
-Mmm... Bueno... Yo....-tartamudeó ella.- Bueno, vale, te digo lo que tendrías que hacer para impresionarme a mí, a ver si te sirve con ella... Bueno, a mi en una fiesta tendrías que venir, hablar conmigo un rato, decirme algún piropo y cosas así.-dijo un poco molesta.
-¡Ah! Creo que me servirá de mucho.-sonrió él.- Bueno, ¿y qué? ¿Te aburres o algo?.-dijo sin saber que decir.
-Me alegro. ¿Aburrirme? No, la fiesta está muy guapa.
"Bien," pensó Carlos "me la ha dejado perfecta"
-Tú si que estás guapa.
Vicky se sonrojó.
-Eh... Espera un momento, ¿estás usando mis propios consejos conmigo?
-Sí, Vicky, sí, esa chica eres tú.-dijo él.- ¿Vamos a dar un paseo?
-Claro.-Dijo Vicky y le cogió de la mano.
Juntos salieron de la sala.
-¿Dónde vamos?.-dijo él.
-Donde quieras, Carlos.
Y se pusieron a andar mientras charlaban.
Llegaron a un campo, desde el cual se veían las estrellas y la luna. Se tumbaron en la fresca hierba.
-¿Te gusta?.-dijo él
-Este lugar, tú, nosotros, es perfecto.-le miró sonriendo.-Es como si todo estuviera aquí ahora conmigo apoyándome e iluminándome. Me encanta.
-Me alegro de haber acertado con el sitio.-sonrió.
Entonces, él la besó.
Mar estaba buscando a alguien.
-Déborah, ¿has visto a Mel?.- dijo preocupada.- Hace ya mucho rato que no la veo. Joder, ¿dónde se habrá metido?
Déborah, que estaba hablando con Álex, el chico nuevo, la dijo:
-No te preocupes, mujer, a lo mejor está con algún tío o en el baño...-y se giró de nuevo hacia Álex.
Mar seguía buscando... Cuando vio a David en la barra. Entristecido.
-¡Ei! David, ¿te pasa algo?.-dijo Mar.
-¿A mí? No, ¿por qué?
-No, por nada, te veo algo desganado, ¿seguro que estás bien?
-Si.-suspiró él.- Estoy bien, estoy bien.-dijo intentando convencerse a si mismo más que a ella.
-De acuerdo, entonces, ¿has visto a Mel?
-¿A Mel? Sí, antes se marchó con un chico, que la había vendado los ojos.
-¿Un chico? ¿Quién era, David? ¿Quién?.-se preocupó Mar.
-Yo... No lo sé, Mar, no lo vi. Parecía contenta.- dijo triste.
Mar le miró con un brillo comprensivo en los ojos.
-Sería un amigo, David, no te preocupes.-y se fue.
Mar se acercó a Jorge, Erica, Cristal y Verónica, que estaban bailando.
-Hola, chicos.
-Hola, Mar.-dijo Erica, entonces la vio la cara.- ¿Qué ha pasado?
-Nada, tranquila, es que no veo a Mel.
-¡Ah! Déjala, es su cumple, que disfrute.
-Sí, eso haré.-rió Mar.
-Mira, ¿ves a aquel chico de allí? ¿El moreno, alto? Sí, ese que tiene esa sonrisa...-dijo Erica.
-Sí, ¿qué pasa?
-Nada, que es mono... Voy a hablar con él.
Y Erica se fue. Mar resopló y sonrió.
-¿Dónde fue Erica?.-preguntó Jorge, el único que no estaba bailando.
-Fue a hablar con aquel chico de allí.-rió Mar.
-Mmmm es mono, si señora.-sonrió Jorge.
Jorge era gay, pero lo tenía reconocido y no le importaba lo que pensasen los demás de él.
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"En el callejón"
-Raúl, ¿qué coño hacemos aquí? Llévame a la fiesta ya.-dijo Mel.
-¿Para qué? ¿Para que tontees con el David ese? Creo que no Mel, tú eres mía, asúmelo.
-Raúl, yo hago lo que me da la gana con mi vida, no estamos juntos ya, kaput, se acabó, finish, ¿lo entiendes? No soy tuya, joder, déjame en paz ya.-gritó Mel.
-Mel, no insistas, no te voy a dejar marchar hasta que no hablemos, porque seguro que me dejaste en broma.
-Raúl, vamos a ver como te lo explico, no tenemos nada, pero nada de que hablar, ¿te enteras? Y sí, te dejé completamente en serio, no te aguantaba más.
-Me esperaba esa respuesta.-dijo para más para sí mismo que para ella.- Pero te equivocas en algo, cari. Tu no tienes nada de que hablar, pero yo sí.-entonces la agarró fuerte por los hombros.-Me has hecho daño. Me lo pagarás.-y la besó.
Mel intentó quitarlo, pero tenía demasiada fuerza, se revolvió, lo intentó pegar, pero no pudo soltarse. No sabía qué hacer. Entonces Raúl se separó un poco.
-No puedes hacer nada contra mí, Melissa, y ya es tarde para hacerlo con palabras. Ahora llegó tu turno de sufrir.
-Raúl, ¿qué coño haces? ¿Estás loco? Suéltame. Déjame.-gritó Mel muy asustada.
Raúl se rió.
-No, cari, no, no te suelto y no te dejo. Te arrepentirás de haberme dejado.-y la tiró contra el suelo.
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"De nuevo en la fiesta"
Lucía y Vicky estaban en la barra. Iban a pedir.
-Hola, un 43-cacaolat, por favor.-dijo Vicky.
-Y una Coca-Cola.-dijo Lucía.
Vicky miró a Lucía:
-Lucía, por favor, ¿una Coca-Cola? ¿En el cumpleaños de Mel? ¿Sin padres? Estás loca...-Vicky puso los ojos en blanco.
-¡Bah! ¡Cállate! Sabes que no me gusta beber, así que...-dijo Lucía.
Entonces la cortó Carlos.
-¡Hola, Lucía! ¡Hola, Vicky! ¿Qué tal la noche?
-¡Hola, Carlos! Pues la verdad es que la noche genial, ¿y tú? ¿qué tal?.-contestó Vicky.
Lucía puso los ojos en blanco y se escabulló con su Coca-Cola de allí.
-Pues a mi bueno, podría ir mejor.-sonrió él y la miró intensamente.
-¡Ah! ¿Y eso?
-Nada.-hizo un gesto con la mano quitándole importancia.- Es una chica, que no me ha hecho caso en toda la noche, ¿algún consejo?
-Mmm... Bueno... Yo....-tartamudeó ella.- Bueno, vale, te digo lo que tendrías que hacer para impresionarme a mí, a ver si te sirve con ella... Bueno, a mi en una fiesta tendrías que venir, hablar conmigo un rato, decirme algún piropo y cosas así.-dijo un poco molesta.
-¡Ah! Creo que me servirá de mucho.-sonrió él.- Bueno, ¿y qué? ¿Te aburres o algo?.-dijo sin saber que decir.
-Me alegro. ¿Aburrirme? No, la fiesta está muy guapa.
"Bien," pensó Carlos "me la ha dejado perfecta"
-Tú si que estás guapa.
Vicky se sonrojó.
-Eh... Espera un momento, ¿estás usando mis propios consejos conmigo?
-Sí, Vicky, sí, esa chica eres tú.-dijo él.- ¿Vamos a dar un paseo?
-Claro.-Dijo Vicky y le cogió de la mano.
Juntos salieron de la sala.
-¿Dónde vamos?.-dijo él.
-Donde quieras, Carlos.
Y se pusieron a andar mientras charlaban.
Llegaron a un campo, desde el cual se veían las estrellas y la luna. Se tumbaron en la fresca hierba.
-¿Te gusta?.-dijo él
-Este lugar, tú, nosotros, es perfecto.-le miró sonriendo.-Es como si todo estuviera aquí ahora conmigo apoyándome e iluminándome. Me encanta.
-Me alegro de haber acertado con el sitio.-sonrió.
Entonces, él la besó.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Capítulo 3
Entró el profesor de biología en clase y se puso a explicar.
Déborah garabateó rápido una nota para Mar en un papel.
"Mar, ¿cómo lo vamos a hacer esta noche? No están tus padres ¿no? Cenamos y luego ¿qué?"
Cuando el profesor no miraba, le pasó la nota. Mar la leyó y rápidamente contestó:
"No, no están mis padres, la primera sorpresa se la damos en mi casa, cuando estén todos y después Lucía, Vicky y yo hemos reservado una sala de fiestas para seguir allí"
Se lo pasó a Déborah, la cual se lo pasó a todos los que estaban invitados a la fiesta. Recibió varios "Ok" como respuesta.
El resto de las clases pasaron lentas, pues todos estaban esperando la fiesta. Cuando, por fin, sonó el timbre para salir, todos suspiraron contentos.
-Creí que el día no acabaría nunca.- dijo Déborah.
-Bueno, chicas, que yo tengo prisa.- dijo Mel.- Entonces esta noche, ¿a qué hora en tu casa, Mar?
-A las 10.
-Vale.
Y Mel se fue.
________________________________________________________________________________
Melissa estaba en su casa. "¿Qué me pongo? Bah, que más da, estoy cabreada, puedo mentir a los demás, pero no a mi misma, estoy muy enfadada, no me han felicitado. Nadie. Ni siquiera mis a. Mis mejores amigas." Escogió un vestido negro, de tirantes, corto, ajustado y con escote. Unos zapatos de tacón alto de aguja, también negros. Medias finas, transparentes. Maquillaje elegante, poco, pero bien distribuido. Cogió una chaqueta corta, negra, también y ya estaba lista para salir.
Cogió un taxi y se fue a casa de Mar sumida en sus pensamientos. Tenía la sensación de que algo no iba bien. Se quitó ese presentimiento de la cabeza e intentó sonreír.
________________________________________________________________________________
"Mientras tanto en casa de Mar..."
-Chicos, escondeos, venga, que tiene que estar ya a punto de llegar.- dijo Mar.
Y mientras todos se escondían sonó el timbre.
-Venga, venga, vamos, que ya está aquí.- dijo Déborah.
Mar fue a abrir la puerta y ahí estaba Mel: perfecta.
-¡Melissa! Escucha, pasa, hay algo que debes saber.- dejo mientras ponía cara de pena, intentando disimular la risa y la llevó hacia el salón.
-Mar, me estás asustando, ¿dónde están Lucía, Déborah y Vicky? ¿Qué ha pasado?.- dejo mientras traspasaban las puertas del salón.
-¡FELICIDADES! ¡SORPRESA!.-dijeron todos los invitados.
-¡Oh!.- dijo Melissa mientras se reía.- No me lo esperaba, creí que os habíais olvidado. Gracias, chicos.
En apariencia, la noche iba bien, una fiesta adolescente más, con música alta, chicas deslumbrantes y chicos perfectos. Sin embargo, nada era normal en aquella fiesta, o, por lo menos, nada acabaría siendo normal...
- Déborah, ese chico no te quita los ojos de encima.- dijo Mar al oído de Déborah.
-Déborah, Mar tiene razón.- dijo Mel.
Como ellas estaban diciendo, había un chico, de unos 18 años, rubio y con un aire muy misterioso que miraba a Déborah. Nadie en la fiesta lo conocía. Se había colado, no se sabía como...
Déborah le miró y le gustó, por lo que se acerco a él.
-Hola.
-Hola.-contestó él.
-¿Cómo te llamas? No te había visto nunca por aquí...
-No, soy nuevo, la verdad, y me llamo Álex, ¿y tú?.-sonrió él.
-Yo soy Déborah.-dijo y le dio dos besos.- Encantada.
-Igualmente.
-¿Y cómo has conseguido entrar en la fiesta de Mel?
-¡Ah! Sorpresa.-sonrió él.
En ese momento, llegó Mar con la cena.
-Chicos, venga, a cenar, que hay que irse.
Y todos fueron a la mesa y cenaron. Una vez hubieron terminado, taparon los ojos a Mel y se la llevaron.
-¿Dónde vamos, chicas?.- decía.
-Ya lo verás.-la contestaban.
Entonces, llegaron a la sala de fiestas reservada y entraron. Una vez dentro, destaparon los ojos a Mel.
-¡Oh!.-Mel se quedó sin palabras.- Es perfecto, chicas.-las abrazó con lágrimas en los ojos de la emoción y empezó la música.
-Mel, ven, que te voy a presentar a unos amigos.- dijo Mar.
Y se acercaron a un grupo de cuatro personas en un extremo de la sala.
-Esta es Erica, Eri, esta es Mel.-presentó.
Se dieron dos besos. Erica era una chica de estatura media, perlo rizado, negro, delgada, ojos marrones y tenía un piercing en el labio, en el lado derecho. Guapa, muy guapa.
-Este es Jorge. Jorge, ella es Mel.
Se dieron también dos besos. Jorge era un chico alto, de ojos marrones y grandes, delgado y una sonrisa preciosa. Desde el momento que lo conoció, Mel supo que se llevarían muy bien.
-Verónica, Mel. Mel, Verónica.
Se saludaron. Verónica era una chica de pelo rizado y marrón oscuro, ojos marrones, muy bonitos, ni delgada ni gorda, estaba normal y era muy guapa.
-Y, por último, Mel, esta es Cristal.
Cristal era una chica de piel morena, bajita, pelo marrón con mechas rubias, delgada y muy mona.
-Encantada, chicos.-dijo Mel.
-Igualmente y felicidades.-sonrieron todos.
Y la fiesta siguió así.
________________________________________________________________________________
"En ese momento en la puerta de la sala"
"Tengo que entrar, como sea, se van a enterar, no puedo quedarme sin entrar. Mi cari está ahí dentro". Raúl pensaba en la forma de colarse en la fiesta. En ese momento, vio un grupo grande que se dirigía a la fiesta y se metió entre ellos.
________________________________________________________________________________
"Dentro de nuevo"
Se apagaron la música y las luces y empezó a sonar el "Cumpleaños feliz". Déborah, Lucía, Vicky y Mar entraron con una tarta enorme con 18 velas y se acercaron a Mel. Justo cuando llegaron se acabó la canción.
-Sopla, Mel.-decían todos.
-¡Pide un deseo!
Mel sopló las velas y pidió un deseo interiormente "Conocer mejor a David". Las apagó todas y empezaron a repartir tarta. Comenzó la música de nuevo y la fiesta continuó.
Un rato después, a Mel le taparon los ojos de nuevo.
-¿Otra sorpresa?.-sonrió Mel.
La llevaron fuera de la sala y la condujeron un largo rato a oscuras y en silencio. MEl pensaba: "Que será ahora, que me tendrán preparado estas..."
Entonces la destaparon los ojos, ¿qué era esto?, se encontraba en un callejón estrecho y oscuro, no había nadie. No se oía nada. Se dio la vuelta para ver quien la había llevado hasta allí y...
-¡Raúl!.-dijo Mel asustada.
-Hola, cari.-dijo Raúl falsamente cariñoso.- Esto no se iba a quedar así.
Déborah garabateó rápido una nota para Mar en un papel.
"Mar, ¿cómo lo vamos a hacer esta noche? No están tus padres ¿no? Cenamos y luego ¿qué?"
Cuando el profesor no miraba, le pasó la nota. Mar la leyó y rápidamente contestó:
"No, no están mis padres, la primera sorpresa se la damos en mi casa, cuando estén todos y después Lucía, Vicky y yo hemos reservado una sala de fiestas para seguir allí"
Se lo pasó a Déborah, la cual se lo pasó a todos los que estaban invitados a la fiesta. Recibió varios "Ok" como respuesta.
El resto de las clases pasaron lentas, pues todos estaban esperando la fiesta. Cuando, por fin, sonó el timbre para salir, todos suspiraron contentos.
-Creí que el día no acabaría nunca.- dijo Déborah.
-Bueno, chicas, que yo tengo prisa.- dijo Mel.- Entonces esta noche, ¿a qué hora en tu casa, Mar?
-A las 10.
-Vale.
Y Mel se fue.
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Melissa estaba en su casa. "¿Qué me pongo? Bah, que más da, estoy cabreada, puedo mentir a los demás, pero no a mi misma, estoy muy enfadada, no me han felicitado. Nadie. Ni siquiera mis a. Mis mejores amigas." Escogió un vestido negro, de tirantes, corto, ajustado y con escote. Unos zapatos de tacón alto de aguja, también negros. Medias finas, transparentes. Maquillaje elegante, poco, pero bien distribuido. Cogió una chaqueta corta, negra, también y ya estaba lista para salir.
Cogió un taxi y se fue a casa de Mar sumida en sus pensamientos. Tenía la sensación de que algo no iba bien. Se quitó ese presentimiento de la cabeza e intentó sonreír.
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"Mientras tanto en casa de Mar..."
-Chicos, escondeos, venga, que tiene que estar ya a punto de llegar.- dijo Mar.
Y mientras todos se escondían sonó el timbre.
-Venga, venga, vamos, que ya está aquí.- dijo Déborah.
Mar fue a abrir la puerta y ahí estaba Mel: perfecta.
-¡Melissa! Escucha, pasa, hay algo que debes saber.- dejo mientras ponía cara de pena, intentando disimular la risa y la llevó hacia el salón.
-Mar, me estás asustando, ¿dónde están Lucía, Déborah y Vicky? ¿Qué ha pasado?.- dejo mientras traspasaban las puertas del salón.
-¡FELICIDADES! ¡SORPRESA!.-dijeron todos los invitados.
-¡Oh!.- dijo Melissa mientras se reía.- No me lo esperaba, creí que os habíais olvidado. Gracias, chicos.
En apariencia, la noche iba bien, una fiesta adolescente más, con música alta, chicas deslumbrantes y chicos perfectos. Sin embargo, nada era normal en aquella fiesta, o, por lo menos, nada acabaría siendo normal...
- Déborah, ese chico no te quita los ojos de encima.- dijo Mar al oído de Déborah.
-Déborah, Mar tiene razón.- dijo Mel.
Como ellas estaban diciendo, había un chico, de unos 18 años, rubio y con un aire muy misterioso que miraba a Déborah. Nadie en la fiesta lo conocía. Se había colado, no se sabía como...
Déborah le miró y le gustó, por lo que se acerco a él.
-Hola.
-Hola.-contestó él.
-¿Cómo te llamas? No te había visto nunca por aquí...
-No, soy nuevo, la verdad, y me llamo Álex, ¿y tú?.-sonrió él.
-Yo soy Déborah.-dijo y le dio dos besos.- Encantada.
-Igualmente.
-¿Y cómo has conseguido entrar en la fiesta de Mel?
-¡Ah! Sorpresa.-sonrió él.
En ese momento, llegó Mar con la cena.
-Chicos, venga, a cenar, que hay que irse.
Y todos fueron a la mesa y cenaron. Una vez hubieron terminado, taparon los ojos a Mel y se la llevaron.
-¿Dónde vamos, chicas?.- decía.
-Ya lo verás.-la contestaban.
Entonces, llegaron a la sala de fiestas reservada y entraron. Una vez dentro, destaparon los ojos a Mel.
-¡Oh!.-Mel se quedó sin palabras.- Es perfecto, chicas.-las abrazó con lágrimas en los ojos de la emoción y empezó la música.
-Mel, ven, que te voy a presentar a unos amigos.- dijo Mar.
Y se acercaron a un grupo de cuatro personas en un extremo de la sala.
-Esta es Erica, Eri, esta es Mel.-presentó.
Se dieron dos besos. Erica era una chica de estatura media, perlo rizado, negro, delgada, ojos marrones y tenía un piercing en el labio, en el lado derecho. Guapa, muy guapa.
-Este es Jorge. Jorge, ella es Mel.
Se dieron también dos besos. Jorge era un chico alto, de ojos marrones y grandes, delgado y una sonrisa preciosa. Desde el momento que lo conoció, Mel supo que se llevarían muy bien.
-Verónica, Mel. Mel, Verónica.
Se saludaron. Verónica era una chica de pelo rizado y marrón oscuro, ojos marrones, muy bonitos, ni delgada ni gorda, estaba normal y era muy guapa.
-Y, por último, Mel, esta es Cristal.
Cristal era una chica de piel morena, bajita, pelo marrón con mechas rubias, delgada y muy mona.
-Encantada, chicos.-dijo Mel.
-Igualmente y felicidades.-sonrieron todos.
Y la fiesta siguió así.
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"En ese momento en la puerta de la sala"
"Tengo que entrar, como sea, se van a enterar, no puedo quedarme sin entrar. Mi cari está ahí dentro". Raúl pensaba en la forma de colarse en la fiesta. En ese momento, vio un grupo grande que se dirigía a la fiesta y se metió entre ellos.
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"Dentro de nuevo"
Se apagaron la música y las luces y empezó a sonar el "Cumpleaños feliz". Déborah, Lucía, Vicky y Mar entraron con una tarta enorme con 18 velas y se acercaron a Mel. Justo cuando llegaron se acabó la canción.
-Sopla, Mel.-decían todos.
-¡Pide un deseo!
Mel sopló las velas y pidió un deseo interiormente "Conocer mejor a David". Las apagó todas y empezaron a repartir tarta. Comenzó la música de nuevo y la fiesta continuó.
Un rato después, a Mel le taparon los ojos de nuevo.
-¿Otra sorpresa?.-sonrió Mel.
La llevaron fuera de la sala y la condujeron un largo rato a oscuras y en silencio. MEl pensaba: "Que será ahora, que me tendrán preparado estas..."
Entonces la destaparon los ojos, ¿qué era esto?, se encontraba en un callejón estrecho y oscuro, no había nadie. No se oía nada. Se dio la vuelta para ver quien la había llevado hasta allí y...
-¡Raúl!.-dijo Mel asustada.
-Hola, cari.-dijo Raúl falsamente cariñoso.- Esto no se iba a quedar así.

jueves, 26 de agosto de 2010
Capítulo 2
Melissa y David bajaron del autobús, se despidieron y se fueron cada uno con sus amigos.
Melissa fue hacia la puerta del instituto y allí estaban; Déborah, rubia, ojos marrones, guapa, sí, claro que lo era, Mar, la dulce Mar, era la más dulce de ellas, tenía el rostro aniñado, pero era muy mona; Lucía, joder, Lucía era preciosa, morena de piel y pelo, ojos verdes, preciosos, nariz perfecta y una sonrisa que les enamoraba a todos, una bonita figura; y Victoria, pelirroja, ojos grandes marrones, muy hermosos, era muy guapa también. Sus amigas. Todas, Melissa incluida, tenían una belleza, un carácter y una forma distinta, pero todas ellas eran preciosas, al menos para las hormonas con piernas que eran los chicos del instituto. Se abrazaban, se querían, eran amigas desde siempre, nunca se abandonarían, decían ellas. Eso no tardaría en cambiar.
__________________________________________________________
David, en cambio, se dirigió hacia el campo de fútbol, allí los ve; Carlos, el macara, musculoso, quizá en exceso, pelo corto y negro, atractivo, diferente; Álex, el niño bueno, notas perfectas, mono, pelo largo y marrón; y Pablo, grandes ojos verdes y rubio. Todos distintos, pero compartían pasiones. También se querían, aunque no lo demostraban tanto como ellas. Unas palmadas en la espalda, se oyeron varios "¿Qué pasa, tío?" al unísono. Siempre han estado juntos. Los chicos perciben un cambio en David, pero prefieren no mencionarlo.
__________________________________________________________
-Chicas, ¿qué tenemos hoy?- preguntó Melissa.
-Tenemos biología, física, filosofía, lengua, inglés y mate.- contestó Mar.
-¡Ay, mierda! Y yo que me había propuesto empezar a estudiar hoy, que voy con dos años de retraso, pero con este horario de hoy, creo que lo voy a dejar para mañana.-dijo Melissa.
Las chicas soltaron una carcajada ante el comentario de Melissa y continuaron su camino hasta clase.
-Meli, esta noche saldremos, ¿verdad?.- preguntó Mar.
Melissa, que estaba un poco enfadada, ya que sus amigas no le habían felicitado, sólo asintió con la cabeza.
Ellas se acordaban perfectamente de que era su cumpleaños, pero, para que su plan funcionase, era esencial que callasen.
-Bien, pasáis todas por mi casa y cenamos unas pizzas.- dijo Mar.
-Claro.- respondieron las demás, mientras entraban en clase y se sentaban.
Sí, esta será una gran velada, pensaron todas. No sabían hasta que punto se equivocaban.
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-¡Ei! ¿A vosotros os han invitado al cumple de Meli?.- preguntó Pablo de camino a clase.
-Sí, nos han invitado a todos, ¿vais a ir? Yo tengo muy claro que si, a ver si veo a Vicky fuera de clase.- sonrió Carlos.
-A si que Vicky, ¿eh? Pues si que apuntas tú alto. Yo también iré, aunque sólo sea para ver a éste hacer el ridículo con Vicky.- rió Álex.
Pablo y David asintieron, dando a entender que ellos también irían. Cada uno de ellos pensaba en sus propios objetivos para la noche y, así, pensando cada uno en sus cosas, entraron a clase y se sentaron.
Melissa fue hacia la puerta del instituto y allí estaban; Déborah, rubia, ojos marrones, guapa, sí, claro que lo era, Mar, la dulce Mar, era la más dulce de ellas, tenía el rostro aniñado, pero era muy mona; Lucía, joder, Lucía era preciosa, morena de piel y pelo, ojos verdes, preciosos, nariz perfecta y una sonrisa que les enamoraba a todos, una bonita figura; y Victoria, pelirroja, ojos grandes marrones, muy hermosos, era muy guapa también. Sus amigas. Todas, Melissa incluida, tenían una belleza, un carácter y una forma distinta, pero todas ellas eran preciosas, al menos para las hormonas con piernas que eran los chicos del instituto. Se abrazaban, se querían, eran amigas desde siempre, nunca se abandonarían, decían ellas. Eso no tardaría en cambiar.
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David, en cambio, se dirigió hacia el campo de fútbol, allí los ve; Carlos, el macara, musculoso, quizá en exceso, pelo corto y negro, atractivo, diferente; Álex, el niño bueno, notas perfectas, mono, pelo largo y marrón; y Pablo, grandes ojos verdes y rubio. Todos distintos, pero compartían pasiones. También se querían, aunque no lo demostraban tanto como ellas. Unas palmadas en la espalda, se oyeron varios "¿Qué pasa, tío?" al unísono. Siempre han estado juntos. Los chicos perciben un cambio en David, pero prefieren no mencionarlo.
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-Chicas, ¿qué tenemos hoy?- preguntó Melissa.
-Tenemos biología, física, filosofía, lengua, inglés y mate.- contestó Mar.
-¡Ay, mierda! Y yo que me había propuesto empezar a estudiar hoy, que voy con dos años de retraso, pero con este horario de hoy, creo que lo voy a dejar para mañana.-dijo Melissa.
Las chicas soltaron una carcajada ante el comentario de Melissa y continuaron su camino hasta clase.
-Meli, esta noche saldremos, ¿verdad?.- preguntó Mar.
Melissa, que estaba un poco enfadada, ya que sus amigas no le habían felicitado, sólo asintió con la cabeza.
Ellas se acordaban perfectamente de que era su cumpleaños, pero, para que su plan funcionase, era esencial que callasen.
-Bien, pasáis todas por mi casa y cenamos unas pizzas.- dijo Mar.
-Claro.- respondieron las demás, mientras entraban en clase y se sentaban.
Sí, esta será una gran velada, pensaron todas. No sabían hasta que punto se equivocaban.
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-¡Ei! ¿A vosotros os han invitado al cumple de Meli?.- preguntó Pablo de camino a clase.
-Sí, nos han invitado a todos, ¿vais a ir? Yo tengo muy claro que si, a ver si veo a Vicky fuera de clase.- sonrió Carlos.
-A si que Vicky, ¿eh? Pues si que apuntas tú alto. Yo también iré, aunque sólo sea para ver a éste hacer el ridículo con Vicky.- rió Álex.
Pablo y David asintieron, dando a entender que ellos también irían. Cada uno de ellos pensaba en sus propios objetivos para la noche y, así, pensando cada uno en sus cosas, entraron a clase y se sentaron.

Capítulo 1
Capiitulo 1 de mi libro! Hoy a la 01:02
David se agitaba inquieto en la cama. Tenía esa pesadilla que le atormentaba todas las noches. No era una pesadilla propiamente dicha, pero a él le atormentaba noche tras noche. Al acostarse, le daba miedo dormir y cuando se dormía era solo porque el sueño le vencía y no podía evitarlo.
David se despertó sudando y, como sabía que no se podría volver a dormir, se levantó, se duchó, se vistió y se dispuso a hacer sus deberes de Matemáticas antes de ir al instituto.
Cuando se puso a hacer los deberes, su cabeza rápidamente se fue a otro lado. Pensaba en Melissa, la chica morena, de ojos castaños, grandes y los más expresivos que había visto en su vida, se podía saber su estado de ánimo solamente mirando sus ojos, labios finos, de un color anormalmente rojo y con ese precioso cuerpo, que va a su clase, aunque es doble repetidora y tiene 18 años. A David no le importa.
Mira el reloj:
-Mierda! Ya llego tarde.- dice David.
Rápidamente guarda sus libros, baja al piso de abajo, donde ya están su hermano mayor y su padre.
-Buenos días, David.- Dicen casi al unísono.
-Buenos días.- contesta éste.- Me voy, que ya llego tarde.
Toma un vaso de leche y sale corriendo de casa por si todavía coge el autobús.
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David se despertó sudando y, como sabía que no se podría volver a dormir, se levantó, se duchó, se vistió y se dispuso a hacer sus deberes de Matemáticas antes de ir al instituto.
Cuando se puso a hacer los deberes, su cabeza rápidamente se fue a otro lado. Pensaba en Melissa, la chica morena, de ojos castaños, grandes y los más expresivos que había visto en su vida, se podía saber su estado de ánimo solamente mirando sus ojos, labios finos, de un color anormalmente rojo y con ese precioso cuerpo, que va a su clase, aunque es doble repetidora y tiene 18 años. A David no le importa.
Mira el reloj:
-Mierda! Ya llego tarde.- dice David.
Rápidamente guarda sus libros, baja al piso de abajo, donde ya están su hermano mayor y su padre.
-Buenos días, David.- Dicen casi al unísono.
-Buenos días.- contesta éste.- Me voy, que ya llego tarde.
Toma un vaso de leche y sale corriendo de casa por si todavía coge el autobús.
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El despertador de Melissa estaba sonando. Resignada, se levantó y lo apagó. Otro día de instituto, ¡qué coñazo! Bueno, aunque ya era viernes.
A pesar de su preciosa figura, ella nunca se había visto atractiva, ni sexy, ni guapa como sus amigos y los chicos del instituto le decían. ¡Qué locura! Mucho más guapa que ella era Lucía, al menos desde su punto de vista.
Con esos pensamientos, típicos de una adolescente, rondándole por la cabeza, abrió el armario y eligió unos vaqueros ajustados y una camiseta verde de manga larga y escote a pico, no mucho escote. Cogió unas botas altas y de tacón de aguja negras y se calzó.
Entró en el baño, se pintó lo justo, se peinó y bajó a desayunar. Sus padres ya se habían ido, bueno, mejor, así no tendría que discutir con ellos por ir pintada, por llevar escote, tacones...
Melissa nunca había sido una chica presumida, pero ese día era especial, era su cumpleaños, estaba feliz. ¿Qué le regalarían sus amigas? ¿Qué le tendría su grupo de 5 amigas preparado? Porque seguro que tenían algo, siempre lo tenían.
Salió por la puerta de casa y llegó a la parada del autobús. Esperó.
El autobús llegó y ella se montó.
Melissa se mordía el labio, ¿con quién se sienta? Buscó con la mirada y vio a David, el chico de su clase, alto, fibroso, pelo negro y con unos preciosos ojos azules, un azul que llama la atención. Se acercó a él.
-Hola, David, ¿me puedo sentar aquí?.- pregunta Melissa.
-Claro.- responde David apartando su mochila.
-¿Qué tal?
-Bien, ¿y tú?
Y siguieron conversando así, sin saber la macabra broma que el destino les tenía preparada.
A pesar de su preciosa figura, ella nunca se había visto atractiva, ni sexy, ni guapa como sus amigos y los chicos del instituto le decían. ¡Qué locura! Mucho más guapa que ella era Lucía, al menos desde su punto de vista.
Con esos pensamientos, típicos de una adolescente, rondándole por la cabeza, abrió el armario y eligió unos vaqueros ajustados y una camiseta verde de manga larga y escote a pico, no mucho escote. Cogió unas botas altas y de tacón de aguja negras y se calzó.
Entró en el baño, se pintó lo justo, se peinó y bajó a desayunar. Sus padres ya se habían ido, bueno, mejor, así no tendría que discutir con ellos por ir pintada, por llevar escote, tacones...
Melissa nunca había sido una chica presumida, pero ese día era especial, era su cumpleaños, estaba feliz. ¿Qué le regalarían sus amigas? ¿Qué le tendría su grupo de 5 amigas preparado? Porque seguro que tenían algo, siempre lo tenían.
Salió por la puerta de casa y llegó a la parada del autobús. Esperó.
El autobús llegó y ella se montó.
Melissa se mordía el labio, ¿con quién se sienta? Buscó con la mirada y vio a David, el chico de su clase, alto, fibroso, pelo negro y con unos preciosos ojos azules, un azul que llama la atención. Se acercó a él.
-Hola, David, ¿me puedo sentar aquí?.- pregunta Melissa.
-Claro.- responde David apartando su mochila.
-¿Qué tal?
-Bien, ¿y tú?
Y siguieron conversando así, sin saber la macabra broma que el destino les tenía preparada.
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"No me lo puedo creer, es imposible. ¿Qué hace Melissa con ese? ¿Se ríe? Sí, confirmado, se ríe, pero ¿de qué va?" Raúl estaba muy celoso, era su Melissa, suya, seguro que lo que le había dicho el otro día iba en broma, seguro.
"CINCO DÍAS ANTES"
-Raúl, déjame en paz, que no me gustas, que eres un cabrón, que me olvides.- decía Melissa.
-Pero, cari, ¿por qué?.- respondía Raúl.
-¿Qué por qué? ¿Todavía tienes la cara de preguntar por qué?
-¿No me digas que es por lo de Alba? Ella no es nada, es una bobada.
-Me da igual, Raúl, si quieres tontear, tontea, pero no seré yo la que sufra viéndote hacerlo. ¡Ah!, y por si no quedaba claro, hemos roto.- dijo. Y se fue.
-Raúl, déjame en paz, que no me gustas, que eres un cabrón, que me olvides.- decía Melissa.
-Pero, cari, ¿por qué?.- respondía Raúl.
-¿Qué por qué? ¿Todavía tienes la cara de preguntar por qué?
-¿No me digas que es por lo de Alba? Ella no es nada, es una bobada.
-Me da igual, Raúl, si quieres tontear, tontea, pero no seré yo la que sufra viéndote hacerlo. ¡Ah!, y por si no quedaba claro, hemos roto.- dijo. Y se fue.
"PRESENTE DE NUEVO"
"No voy a permitir que tenga otro novio nunca. Le haré daño y a ella también." Era un pensamiento rabioso, de ésos que se dicen, pero nunca se hacen. Lo que Raúl no sabía en ese momento es la razón que tendrá y de la forma en que la tendrá
"No voy a permitir que tenga otro novio nunca. Le haré daño y a ella también." Era un pensamiento rabioso, de ésos que se dicen, pero nunca se hacen. Lo que Raúl no sabía en ese momento es la razón que tendrá y de la forma en que la tendrá
Escritora
Bueno, pues que estoy intentando escribir un libro y quería que lo leyerais a ver que os parece y que lo comenteis a ver si os gusta o si no, iré publicando capítulos y a veces simplemente textos, graciias.
Att: Night
Att: Night
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