lunes, 27 de septiembre de 2010

Capítulo 3

Entró el profesor de biología en clase y se puso a explicar.
Déborah garabateó rápido una nota para Mar en un papel.
   "Mar, ¿cómo lo vamos a hacer esta noche? No están tus padres ¿no? Cenamos y luego ¿qué?"
Cuando el profesor no miraba, le pasó la nota. Mar la leyó y rápidamente contestó:
   "No, no están mis padres, la primera sorpresa se la damos en mi casa, cuando estén todos y después Lucía, Vicky y yo hemos reservado una sala de fiestas para seguir allí"
Se lo pasó a Déborah, la cual se lo pasó a todos los que estaban invitados a la fiesta. Recibió varios "Ok" como respuesta.
El resto de las clases pasaron lentas, pues todos estaban esperando la fiesta. Cuando, por fin, sonó el timbre para salir, todos suspiraron contentos.
-Creí que el día no acabaría nunca.- dijo Déborah.
-Bueno, chicas, que yo tengo prisa.- dijo Mel.- Entonces esta noche, ¿a qué hora en tu casa, Mar?
-A las 10.
-Vale.
Y Mel se fue.

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Melissa estaba en su casa. "¿Qué me pongo? Bah, que más da, estoy cabreada, puedo mentir a los demás, pero no a mi misma, estoy muy enfadada, no me han felicitado. Nadie. Ni siquiera mis a. Mis mejores amigas." Escogió un vestido negro, de tirantes, corto, ajustado y con escote. Unos zapatos de tacón alto de aguja, también negros. Medias finas, transparentes. Maquillaje elegante, poco, pero bien distribuido. Cogió una chaqueta corta, negra, también y ya estaba lista para salir.
Cogió un taxi y se fue a casa de Mar sumida en sus pensamientos. Tenía la sensación de que algo no iba bien. Se quitó ese presentimiento de la cabeza e intentó sonreír.

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"Mientras tanto en casa de Mar..."

-Chicos, escondeos, venga, que tiene que estar ya a punto de llegar.- dijo Mar.
Y mientras todos se escondían sonó el timbre.
-Venga, venga, vamos, que ya está aquí.- dijo Déborah.
Mar fue a abrir la puerta y ahí estaba Mel: perfecta.
-¡Melissa! Escucha, pasa, hay algo que debes saber.- dejo mientras ponía cara de pena, intentando disimular la risa y la llevó hacia el salón.
-Mar, me estás asustando, ¿dónde están Lucía, Déborah y Vicky? ¿Qué ha pasado?.- dejo mientras traspasaban las puertas del salón.
-¡FELICIDADES! ¡SORPRESA!.-dijeron todos los invitados.
-¡Oh!.- dijo Melissa mientras se reía.- No me lo esperaba, creí que os habíais olvidado. Gracias, chicos.

En apariencia, la noche iba bien, una fiesta adolescente más, con música alta, chicas deslumbrantes y chicos perfectos. Sin embargo, nada era normal en aquella fiesta, o, por lo menos, nada acabaría siendo normal...
- Déborah, ese chico no te quita los ojos de encima.- dijo Mar al oído de Déborah.
-Déborah, Mar tiene razón.- dijo Mel.
Como ellas estaban diciendo, había un chico, de unos 18 años, rubio y con un aire muy misterioso que miraba a Déborah. Nadie en la fiesta lo conocía. Se había colado, no se sabía como...
Déborah le miró y le gustó, por lo que se acerco a él.
-Hola.
-Hola.-contestó él.
-¿Cómo te llamas? No te había visto nunca por aquí...
-No, soy nuevo, la verdad, y me llamo Álex, ¿y tú?.-sonrió él.
-Yo soy Déborah.-dijo y le dio dos besos.- Encantada.
-Igualmente.
-¿Y cómo has conseguido entrar en la fiesta de Mel?
-¡Ah! Sorpresa.-sonrió él.
En ese momento, llegó Mar con la cena.
-Chicos, venga, a cenar, que hay que irse.
Y todos fueron a la mesa y cenaron. Una vez hubieron terminado, taparon los ojos a Mel y se la llevaron.
-¿Dónde vamos, chicas?.- decía.
-Ya lo verás.-la contestaban.
Entonces, llegaron a la sala de fiestas reservada y entraron. Una vez dentro, destaparon los ojos a Mel.
-¡Oh!.-Mel se quedó sin palabras.- Es perfecto, chicas.-las abrazó con lágrimas en los ojos de la emoción y empezó la música.
-Mel, ven, que te voy a presentar a unos amigos.- dijo Mar.
Y se acercaron a un grupo de cuatro personas en un extremo de la sala.
-Esta es Erica, Eri, esta es Mel.-presentó.
Se dieron dos besos. Erica era una chica de estatura media, perlo rizado, negro, delgada, ojos marrones y tenía un piercing en el labio, en el lado derecho. Guapa, muy guapa.
-Este es Jorge. Jorge, ella es Mel.
Se dieron también dos besos. Jorge era un chico alto, de ojos marrones y grandes, delgado y una sonrisa preciosa. Desde el momento que lo conoció, Mel supo que se llevarían muy bien.
-Verónica, Mel. Mel, Verónica.
Se saludaron. Verónica era una chica de pelo rizado y marrón oscuro, ojos marrones, muy bonitos, ni delgada ni gorda, estaba normal y era muy guapa.
-Y, por último, Mel, esta es Cristal.
Cristal era una chica de piel morena, bajita, pelo marrón con mechas rubias, delgada y muy mona.
-Encantada, chicos.-dijo Mel.
-Igualmente y felicidades.-sonrieron todos.
Y la fiesta siguió así.
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"En ese momento en la puerta de la sala"

"Tengo que entrar, como sea, se van a enterar, no puedo quedarme sin entrar. Mi cari está ahí dentro". Raúl pensaba en la forma de colarse en la fiesta. En ese momento, vio un grupo grande que se dirigía a la fiesta y se metió entre ellos.

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"Dentro de nuevo"

Se apagaron la música y las luces y empezó a sonar el "Cumpleaños feliz". Déborah, Lucía, Vicky y Mar entraron con una tarta enorme con 18 velas y se acercaron a Mel. Justo cuando llegaron se acabó la canción.
-Sopla, Mel.-decían todos.
-¡Pide un deseo!
Mel sopló las velas y pidió un deseo interiormente "Conocer mejor a David". Las apagó todas y empezaron a repartir tarta. Comenzó la música de nuevo y la fiesta continuó.
Un rato después, a Mel le taparon los ojos de nuevo.
-¿Otra sorpresa?.-sonrió Mel.
La llevaron fuera de la sala y la condujeron un largo rato a oscuras y en silencio. MEl pensaba: "Que será ahora, que me tendrán preparado estas..."
Entonces la destaparon los ojos, ¿qué era esto?, se encontraba en un callejón estrecho y oscuro, no había nadie. No se oía nada. Se dio la vuelta para ver quien la había llevado hasta allí y...
-¡Raúl!.-dijo Mel asustada.
-Hola, cari.-dijo Raúl falsamente cariñoso.- Esto no se iba a quedar así.

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